Es súper tarde y no puedo dormir. El reloj no me miente y
yo me pongo cada vez más nervioso, la
lluvia de ideas no para y es violenta.
Pensé en mil métodos para atenuar mi euforia, y en la
búsqueda de la escondida calma encontré a Chico
Bestia.
Primavera Ep y
cierro mis luces.
Me imaginé ahí yo, recogiendo las mejores ramas para que ardan
un buen rato. Las acomodé tan bien, una tras otra, bien apiladas, tan quietas…
y las prendí.
Cantemos suena y
unas aves se motivan, las maderas arden y mi respiración trata de buscar el
perfecto tempo a abatir. Las palabras me roban el negro de mis parpados y
recuerdo amoríos de esos dudosos, cuando las calles se caminaban después de
clases hasta la eternidad de mi casa. Pero esta vez el que está en silencio soy yo.
La guitarra toma aire unos segundos. Esta vez no hay ruido
alguno en mi prisión. La fogata sigue y las aguas irrumpen mi disimulo.
Aparece el segundo tema y recordé el verano con sus aguas de
fondo. La guitarra y su fidelidad, alma y secuaz.
Los viajes con sus respectivas siluetas, recordé la de ella
seguido de un tirón a lo largo del pecho. Su guitarreo y palabras me muelen,
caigo en plena confianza con la canción y su relajo.
Desaparecieron los nervios, olvidé lo tarde que era. El apondedip bajo mi almohada ya no estaba
y de todos modos ¿qué importa?
Pausa.
Esto es Primavera
y mi cara esta adormecida. El ovni en mi velador irradia lo justo y necesario.
Olvidé mis males, la maña en la cara de la tenacidad, todo. El tempo prefirió
adrenalina y yo le di audiencia, el rasgueo se intensifica y no pienso abrir
los ojos.
Se me fue todo. Para el que pregunte por mi distancia, acá
estoy.
Puedes escucharlo acá
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