En el cielo y en la tierra, en
todos lados.
Entre los innumerables intentos
de reencontrarme conmigo mismo, arriba y colgando, está mi luz, la luz de mi
pieza. Entrecierro los ojos y que veo? pues un platillo arremetiendo contra la
pupila.
Luego recordé esa música, tan
visceral, tan lejana. Recordé a Lo Orozco(2015),
sonando mientras me apoyaba en la ventana. Revisé mi carpeta y ahí estaba…Platillo Volador.
Lo cargué al reproductor y decidí
pasar las horas con esta joyita. Son las 2 de la tarde, quiero caminar, el apondedip lo pide.
Abro la puerta, suena Baba Yagá y empieza mi persecución, no
lo puedo describir mejor, es raro. La ciudad parece amoldarse a su ritmo; acelerado,
a veces calmo, a veces hipnótico.
Algo se detuvo, suena la
maquinita.
Comienza Tololo mientras mis ojos analizan la ciudad y sus curiosas esquinas, el riff es vertical y cae directo en la nuca. Sigo caminando, un aura de reflexión domina mis pasos junto a sus mil dudas sobre mi existencia y la perfecta sincronía de las cosas; porque todo es un relojito…me lo dijo el plato volador que no estaba tan allá arriba sino más acá abajo, junto a nosotros, los engranajes. El arte de las maquinarias y micromecánica, todos juntos.
Dudé de mis audífonos pero no, Tololo cesó.
Suena Cimas de Diamantes, me pongo de acuerdo con la métrica, sonrío un
poco y existo. Se me une Diaguita y bueno…se tiñe un poco grisáceo, me recuerda
a cada segundo el lugar donde estoy…la ciudad.
Las cuerdas conversan y comienzo
a extrañar cosas que no viví. Anhelo los años mozos como dijo mi papá una vez.
Busco por la calle y encuentro el
banquito más amistoso; me siento. Trato de pensar en algo más sólido pero la
música no me deja ir, me mantiene atento a cada detalle, a cada capa, el
monstruo ruge, y ruge fuerte.
Somos solo yo y el monstruo…me
atrapo ¿o me atrapó?
Escucho unos perros!; Isla Macross me despierta del viaje.
Me repongo y realmente este disco
es para calibrar el esqueleto, despojarte de tu cáscara. Amarro bien la cara y sigo
caminando, quién sabe dónde.
Ahora es cuando suena Platillo Volador sobre la localidad de
matanzas. Los arreglos de sintetizadores y pianos están muy bien pensados, se
complementan bien con los arpegios. Disonantes en momentos, coinciden con el
quiebre de paisaje, el mar está cerca.
Me aproximo a la costa mientras
suena Carrusel, la gente contraria a
mi dirección parece convertirse en ráfagas de luz, mi vista parece estar a 8” de
exposición.
Miro el reloj, mientras el azul
del mar me llama y me desafía a encontrar el brillo del tesoro.
Platillo Volador de esa forma termina el tour y me devuelve a la
tierra…creo que ahí estaba antes.
Deslizo los ojos hacia arriba y me hago la
última pregunta. Sonrío.
Puedes escucharlo acá
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