lunes, 3 de abril de 2017

Platillo Volador - Lo Orozco (2015)

En el cielo y en la tierra, en todos lados.

Entre los innumerables intentos de reencontrarme conmigo mismo, arriba y colgando, está mi luz, la luz de mi pieza. Entrecierro los ojos y que veo? pues un platillo arremetiendo contra la pupila.

Luego recordé esa música, tan visceral, tan lejana. Recordé a Lo Orozco(2015), sonando mientras me apoyaba en la ventana. Revisé mi carpeta y ahí estaba…Platillo Volador.

Lo cargué al reproductor y decidí pasar las horas con esta joyita. Son las 2 de la tarde, quiero caminar, el apondedip lo pide.

Abro la puerta, suena Baba Yagá y empieza mi persecución, no lo puedo describir mejor, es raro. La ciudad parece amoldarse a su ritmo; acelerado, a veces calmo, a veces hipnótico.

Algo se detuvo, suena la maquinita.



Comienza Tololo mientras mis ojos analizan la ciudad y sus curiosas esquinas, el riff es vertical y cae directo en la nuca. Sigo caminando, un aura de reflexión domina mis pasos junto a sus mil dudas sobre mi existencia y la perfecta sincronía de las cosas; porque todo es un relojito…me lo dijo el plato volador que no estaba tan allá arriba sino más acá abajo, junto a nosotros, los engranajes. El arte de las maquinarias y micromecánica, todos juntos.

Dudé de mis audífonos pero no, Tololo cesó.

Suena Cimas de Diamantes, me pongo de acuerdo con la métrica, sonrío un poco y existo. Se me une Diaguita y bueno…se tiñe un poco grisáceo, me recuerda a cada segundo el lugar donde estoy…la ciudad. 

Las cuerdas conversan y comienzo a extrañar cosas que no viví. Anhelo los años mozos como dijo mi papá una vez.

Busco por la calle y encuentro el banquito más amistoso; me siento. Trato de pensar en algo más sólido pero la música no me deja ir, me mantiene atento a cada detalle, a cada capa, el monstruo ruge, y ruge fuerte.

Somos solo yo y el monstruo…me atrapo ¿o me atrapó?

Escucho unos perros!; Isla Macross me despierta del viaje.

Me repongo y realmente este disco es para calibrar el esqueleto, despojarte de tu cáscara. Amarro bien la cara y sigo caminando, quién sabe dónde.

Ahora es cuando suena Platillo Volador sobre la localidad de matanzas. Los arreglos de sintetizadores y pianos están muy bien pensados, se complementan bien con los arpegios. Disonantes en momentos, coinciden con el quiebre de paisaje, el mar está cerca.

Me aproximo a la costa mientras suena Carrusel, la gente contraria a mi dirección parece convertirse en ráfagas de luz, mi vista parece estar a 8” de exposición. 

Miro el reloj, mientras el azul del mar me llama y me desafía a encontrar el brillo del tesoro. 
Platillo Volador de esa forma termina el tour y me devuelve a la tierra…creo que ahí estaba antes. 

Deslizo los ojos hacia arriba y me hago la última pregunta. Sonrío. 

Puedes escucharlo acá 

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