lunes, 17 de abril de 2017

Siempre Llueve al Atardecer - Siempre Llueve al Atardecer (2016)

Dicen que si nunca dejas salir lo que sientes, te marchitas poco a poco.

Esta idea me viene dando vueltas hace días, desde dónde germinó? Quién sabe. A estas alturas siento que he perdido tanto tiempo, y tanto de mi se ha dormido que no vale la pena agregar más escenas al guión.

Quizás es una forma un tanto melancólica de incitarme a saltar ese muro que yo mismo ayudé a construir…pero, quién dice que la nostalgia y la melancolía son sentimientos que uno no debería experimentar? La estabilidad está sobrevalorada. La mente necesita de esos matices, mezclar un poquito de colores primarios para llegar a aquel que entrega personalidad al cuadro.

¿Acaso padezco de algo?

Llevo rato atrapado en guitarras, el tiempo parece suspendido. Siempre llueve al atardecer es de esas bandas que quieres acompañar junto a un té y un poco de humo para de una vez por todas dejarse llevar por el apondedip. Su música te incita, te anima, luego te detiene como aquella calma después de la tormenta y finalmente te suelta tan suavemente que pareces flotar.

Se que estás corriendo es la responsable de tantas decisiones que luchan entre ellas para ser las elegidas y las determinantes.

Entre cuerdas y unas voces que se suman de forma no invasiva, parte un disco que en menos de tres minutos creó un escenario con ese tinte azulado de los días fríos para pasar enérgicamente a en silencio nos juntamos, un tema cargado de esa necesidad de salir y correr con el único propósito que el de sentirme más rápido que el resto solo por esta vez. La aceleración se convierte en lema. Supongo que es normal que al sentir que estoy terminando el guión, tenga urgencia por llegar a la parte final y ver si es lo que pensaba que sería.

La velocidad no disminuye y sigo convencido de que la nostalgia se baila. El número se adhiere a mis brazos y ojalá poder ser una danza eterna. Siete termina y me deja con una sensación de que el primer paso a la cura es reconocer el síntoma.

Comienza Siempre llueve al atardecer y de inmediato se sienten gotas recorrer mi rostro triunfante, luego de bucear dentro de un mar de ideas con el fin de conocer mis propios límites. De estar dispuesto a rodar cada plano y vivirlo sin rezar por un deus ex machina.

Pocas veces el bajo tiene la misión de acompañarme y ser el principal guía para terminar mi viaje. El atardecer se acaba.

Sumo otra razón para caminar un poco más lento bajo la lluvia y cerrar los ojos. 

Puedes escucharlo acá

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