La
ciudad parece tener caminos predeterminados, como si todo estuviera preparado
con antelación y solo un exploit fuera la salvación para caer inmerso en su
subsuelo.
Martes?
Lunes? Cuando los sentimientos no van al paso de las ideas solo flotas, quedas
a la deriva y a la espera de ese pedacito de tierra que te sirve para recobrar
un poco el aliento antes de continuar el viaje.
No
quiero ir al mar esta vez, algo me dice que debo bucear en el asfalto,
enfrentarme al caos. Tampoco quiero esquivar a la masa, quiero atravesarla y el
soundtrack elegido no hace más que empujarme al primer paso, remover aquellos
sentimientos desde el fondo y permitir que se evaporen para finalmente
completar su ciclo.
Inarbolece trabaja con la emoción a
flor de piel, es de esas bandas que se beben con la copa rota y de un solo
trago. Su intensidad me empuja al mundo inteligible con violencia, es impensado
oponer resistencia y el apondedip lo
sabe.
La
voz desgarradora en medio de su danza con la madera, presenta un camino
alternativo a los rincones más escondidos de la urbe, esos que debes recorrer
ligero de equipaje. Sé lo que está en juego pero si ya perdí tanta energía
sumergiendo cosas, quizás sea hora de vivirlas.
El
viento quema la cara, por suerte traje bufanda. La ciudad de los miradores poco
a poco pierde hostilidad, pero el humo todavía sigue regresando. Una quemada
más, esta vez quiero seguir sin pensar en el retorno, la distorsión no da
tiempo a la duda, el bajo marca el paso y aquellos redobles se ofrecen como
escudo.
La
tierra me regala giros y mi vil ansiedad parece dar sus últimos respiros.
Sí…mi
cuerpo es imaginario.
Ojalá
lo fuera esta nave.
Puedes
escuchar el disco acá
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