“Ver tu alma se vuelve tan simple”
En una hora más tengo hora al doctor, la urbe está lenta…ojalá
se tuerza. Me quiero desenredar, atarme a nuevas inteligencias.
Las masas me atacan con su estruendo diario. Las alarmas y
llamadas, la combinación mortal.
El apondedip se da
de forma natural en esta banca, tan pequeña frente a colosales. No me queda
otra que refregar los vientos. Buscar en aquella acción literaturas para nuevos
monólogos interiores; he ahí la cuestión. Tengo que alargar el libreto.
Cae el mundo - Pablo Gálvez
Deshazte de ella…le digo a mi reflejo en las hojas. La
canción suena y recuerdo todas las edades. Mis audífonos apañan pero extraño
profundamente los fujitel. La melodía se escabulle por la sien, me la aprendo y
¿quién baila en bancas?…hoy hay consuelo.
“¿Cuántas vidas voy a
vivir? ¿Cuántas veces?”
Prendo un cigarro y la cosa avanza, qué momento, no? ¿Quién
tiene la culpa? De seguro no la tengo yo… es de todos o de nadie. Converso con
el poema y llego a la conclusión de que debería creer solo en lo que estime más sano. ¿Qué
escogiste tú?
Las cuerdas al aire relatan felicidad, la mañana descanso al
parecer y me siento libre. Como diría un hermano a lo lejos, “la vida es tuya no más”.
Los minutos corren y olvido tanto. Ya tengo que irme. Aún no
he preparado el discurso para la blanca bata.
La inversión me descoloca y me propone excusas para marchar.
“No nos va a separar” escucho por ahí…
espero que no. Al parecer no va a llover pero siempre habrá algo que te va a
alentar. Es hora de lo otro.
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